25/07 un día importante para todas las personas que somos trabajadores sociales, no quiero dejar pasar el saludo a todos(as) mis colegas, muchas felicidades y éxitos en el área que estén ejerciendo esta hermosa vocación.
Ayer estuve recordando como escogí esta hermosa carrera.
Desde niña, en mis juegos con mi hermano asumía el rol de trabajadora social haciendo fichas sociales que llenaba, muy ingenuamente, con casos sociales. Confieso que esta vocación tuvo (aún tengo) tres influencias muy importantes que determinaron mi decisión para escoger mi carrera:
1.- Mi abuela Julia, o como yo le decía “mamá Julia”, “Mí Julita”, que su personalidad, noble, bondadosa, amorosa y sobre todo tan luchadora como generosa que podía desprenderse de sus comodidades por los demás. Creo yo que estas virtudes repercutieron en mí por todo el amor y la admiración que le tengo.
2.- Mi mamá, que al igual que mi abuela tiene esas virtudes de acoger a las personas y ser maternal, siempre dando buenos consejos. Es importante recalcar que asumió con valentía y alegría un cargo en una institución en la cual acogió a setenta niños y adolescentes que hoy considero parte de mi familia. Haber vivido esta experiencia tan de cerca reafirmó mi vocación, actualizando las virtudes que mi abuela ya había conseguido impulsar en mí.
3.- Y no menos importante mi papá, que maneja una fuerza altruista, que no solo es un acto de corazón sino, adicionalmente, es su modo de vivir que hace que él sea un líder y constantemente transmite sus conocimientos y experiencias. Al igual que mi mamá asumió con mucho valor la dirección de dicha institución en la cual formó a los niños y adolescentes como un referente. Él ya había asumido cargos que lo involucraban dentro del trabajo social, a pesar de que su carrera fue militar, nunca desentendió su vocación por una mejor sociedad, a partir del desempeño con niños y adolescentes. Finalmente, es necesario recalcar que el trabajo que abre en él esta vocación, fue en el año 1998 en Arequipa, donde él trabajó y entendió que vivimos en una sociedad que margina a los adolescentes en alto riesgo, y su lucha fue perseverante en hacerles llegar esperanza, un hombre que me enseñó a no perder la fe en las personas.
Estos tres pilares terminan de cerrar un círculo desde la vocación como sentimiento y en extensión como un modo de vida en mí día a día.
Siempre estaré agradecida con las experiencias que me dieron, el apoyo y el amor incondicional.
Comparto esta reflexión – experiencia que me ayuda a retomar mis raíces para renovar mi compromiso con mi vocación.
#trabajosocial #cumpliendosueños #familia
jueves, 26 de julio de 2018
Nací para ser TRABAJADORA SOCIAL
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Encontrar está foto ha sido genial, porque he confirmado que si uno mismo no se apoya, no toma la iniciativa en su vida NO avanza. ...
